Esta acogedora Casa en Mallorca ha sido diseñada con materiales tradicionales y decorada siguiendo técnicas antiguas que reproducen las centenarias heredades mallorquinas, donde parece que se ha detenido el tiempo para disfrutar de un plácido e interminable verano.
Son Lliure está situada en Porto Cristo, a pocos metros de una de las playas más idílicas de la zona, rodeada de olivos centenarios, algarrobos, cipreses y buganvilias.
Tanto en la estructura como en los materiales y en las técnicas de construcción se ha respetado el entorno y la tradición, ya que ha sido coloreada con pigmentos del propio terreno y se han usado materiales naturales y sostenibles.
La fachada es de piedra viva; los arcos y columnas están realizadas con piedra de Santanyí (la misma usada en la catedral de Palma). Los marcos de las ventanas son de cemento a la cal pigmentados y pulidos; los suelos interiores, de cemento pulido y los exteriores, de cemento sin pulir para dejar que las partículas naturales se vayan integrando poco a poco en el terreno.
Desarrollada sobre dos ejes perpendiculares, la casa se abre a una sola planta con dos cuerpos rectangulares; uno destinado a vivienda y otro, a un generoso estudio de diseño e interiorismo. Ambos están conectados a través de un patio con mandarinos y arcos de herradura, que nos remiten al pasado árabe de la isla. Frente a las arcadas y siguiendo uno de los ejes, se encuentra la gran piscina rectangular acompañada de un cenador.
La casa está orientada hacia suroeste para captar la luz y el calor del sol. Las puertas de hierro y cristal conectan el jardín con el salón y ofrecen luz y transparencia a los acogedores interiores.
La zona de estar y el comedor se abren a la gran cocina, separada por grandes puertas de cristal. Desde el salón, una puerta de madera comunica con la suite principal, con dormitorio, vestidor y una bonita chimenea con doble faz que también se abre al salón. El otro eje de la casa recorre dos dormitorios que comparten cuarto de baño, una biblioteca, lavandería y el hall de entrada que enlaza con el patio de mandarinos.
La acogedora decoración interior se unifica con el suelo pulido y las paredes de Perli, una escayola sin pulir y pintadas en el mismo tono que el suelo. El mobiliario, con acabados naturales en tonos neutros, se mimetiza con el conjunto para conseguir una decoración atractiva y relajante a la vez.
Para sus propietarios Rafael Fullana y Juana Mª Ferragut es una casa muy soñada y meditada: Juana y yo estábamos entusiamados con la idea de construir una vivienda a nuestra imagen y semejanza, que atesorara ideas, gustos personales y que sirviera a la vez como lugar de trabajo. Por supuesto, no podía faltar un pequeño huerto para recoger nuestras propias frutas y verduras, comenta Rafael.
La pareja, su hija Claudia de 11 años, y dos perros se sienten bien aquí: “Desde que llegamos nada ha cambiado. Es como vivir todo el año en tu casa de verano”.
Imágenes vía: Adela Parvu