La vivienda inicial era muy pequeña para una familia con niños y se decidió su ampliación añadiendo una segunda planta, algo que no estaba previsto en la zona y que en principio planteaba dificultades por ser un área de patrimonio protegido.
Para el equipo de arquitectos de Rodesign constituyó todo un reto, porque la casa estaba en el barrio Inner West de Sydney, un paisaje urbano muy conservado, con edificios que se mantienen en su mayor parte originales y en los que cualquier posible alteración estructural se presentaba complicada.
Después de largas negociaciones con el departamento de planificación, que en principio denegó la autorización del proyecto, se paso el tema al pleno del consejo, consiguiendo que el diseño fuese aprobado al final. El alcalde reconoció que las casas antiguas como esta eran demasiado pequeñas para cubrir las necesidades de una familia actual y se autorizó la construcción de una segunda planta.
La idea inicial era mantener y preservar el estilo de la casa existente, añadiendo una ampliación de aire moderno. Por ejemplo, se instalaron ventanas de ranura en el callejón lateral, para permitir las vistas del árbol y el cielo, manteniendo al mismo tiempo la privacidad. Dichas ranuras se convirtieron en una de las principales características de diseño que fueron mantenidas en el dibujo de la fachada lateral.
El espacio era estrecho, lo que supuso que la disposición interna del edificio se organizase de manera muy sencilla, con unas escaleras lineales colocadas en línea con el pasillo de la antigua casa, pero justo en el lado contrario. El resultado es una buena sensación de espacio a pesar de sus reducidas dimensiones.