Los espacios en blanco y negro son cada vez más utilizados para todo tipo de ambientes. La combinación de estas dos tonalidades, hace que los lugares se vean sofisticados y elegantes. Sin embargo es necesario mantener un equilibrio entre ambos para que el ambiente esté equilibrado y no haya una desproporción entre luminosidad y oscuridad.
La vivienda diseñada por Geometrixdisegn, situada en Moscú, es un claro ejemplo de esta tendencia.
Su unión es la máxima expresión del contraste. Blanco y negro son los eternos polos opuestos que se han atraído siempre. Su empleo en la decoración es un auténtico clásico, puesto que toda época ha hallado en ellos la mejor excusa para teñir sus diseños, ya fueran estos recargados o infinitamente puros. El equilibrio entre la luz de uno y la oscuridad del otro ha sido resuelto con maestría por el interiorismo, ya que este juego bicolor ha sido recurso protagonista de muchos proyectos: su atractivo es imperecedero.
A la hora de conjugar con éxito todos los componentes del espacio, la iluminación juega un papel fundamental.
El blanco es el resultado de la superposición de todos los colores, mientras que el negro es la ausencia total de luz, ya que la absorbe por completo. Estos aspectos, más físicos que decorativos, deben tenerse muy en cuenta puesto que, queriendo vaciar de penumbra un rincón sombrío, podemos chocar con el efecto multiplicador del blanco.
Esta combinación es una de las tendencias de la temporada, si bien es cierto que nunca ha muerto, desde que en los años 20 triunfara en multitud de hogares, ahora ha vuelto a coger carrerilla.
Por lo que piezas de mobiliario, accesorios, textiles e iluminación en estos dos colores básicos se han multiplicado en tiendas de decoración y firmas de prestigio. En realidad, este triunfo tiene mucho sentido porque el blanco dota de luminosidad a los espacios; mientras que el negro otorga elegancia y cierto glamour.
Ambos colores juntos suponen una forma infalible de decorar cualquier espacio, desde el salón a la cocina o el cuarto de baño, pasando por los dormitorios de los adultos. Pero hay que tener en cuenta la distribución de los mismos en el espacio a decorar.
Por lo que las piezas en las que predomine el negro, han de ir colocadas en los lugares a los que mejor llegue la luz. Mientras que aquellas en las que mande el blanco, puedes colocarlas en las zonas más oscuras. Por otro lado, ambos colores han de estar en una proporción directamente relacionada con la luminosidad de la habitación.
Esta combinación siempre es una apuesta segura.