Esta cabaña con encanto tiene tan solo 40m2, pero son suficientes para hacernos revivir un montón de cuentos que nuestros padres o abuelos nos contaban en la infancia para entretenernos o conciliar el sueño al ir a la cama.
Bien podría tratarse de la cabaña de Hansel y Gretel o de la casita de la abuela de Caperucita; sin embargo, esta se encuentra en las montañas de Skrim, Noruega. Gry, su actual propietaria, la heredó de sus abuelos quienes la construyeron al finalizar la II Guerra Mundial.
Gry y su esposo Geoff Kristiansen han llevado a cabo la rehabilitación de la vivienda intentando conservar al máximo los elementos de construcción originales. Cuando esto no ha sido posible, como en el caso de la electricidad o el agua potable, han incorporado placas solares en sustitución de las antiguas lámparas de queroseno, un motor que bombea el agua y una pequeña nevera de propano. También han cambiado los techos y reforzado las vigas.
La cabaña consta de dos dormitorios, cocina y sala de estar en el interior. El inodoro está situado en el exterior y allí Gry mantiene viva la costumbre de su abuela de poner unas ramas de enebro para neutralizar los olores. El porche cubierto se ha pintado de blanco y se han colocado una bancadas con cojines que permiten disfrutar de este espacio a menudo.
El ambiente cálido, acogedor y con sabor familiar se consigue también gracias a los numerosos objetos familiares que se han conservado y expuesto en las paredes o rincones de la cabaña: esquís, lámparas, sillas, la mesa, artículos de la cocina, incluso la estufa de hierro, raquetas de nieve y diversas herramientas de trabajo.
Los techos han sido recubiertos con paneles blancos al igual que los muebles de cocina y en el dormitorio. Las paredes de la sala de estar, en cambio, se han conservado con el color natural de la madera. La cama del dormitorio principal se amplió y se hizo con doble fondo, mientras que en el dormitorio más pequeño se sustituyó la pequeña cama por una litera que proporciona mayor servicio.
Los Kristiansen reconocen que todavía les queda mucho trabajo por hacer, pero no tienen prisa. Su principal interés radica en disfrutar de la casa y del entorno tal y como lo hacían sus antepasados y cuidar de ella hasta que la próxima generación pueda tomar el relevo.
En mi caso, no me importaría nada tener al alcance un refugio de estas características donde descansar y disfrutar de la naturaleza en compañía de mi familia ¿Compartes conmigo también ese deseo?