El gusto por lo nórdico ha influido, en gran medida, en la idea de privarnos de los cabeceros de cama, dado que este estilo se caracteriza por la sobriedad en la decoración y, puesto que, también se ha extendido la moda de adornar el lecho con numerosos cojines de diferentes tamaños, estos han terminado finalmente por cumplir la función del cabecero.
Este elemento se incluyó en el mobiliario del dormitorio junto con el baldaquino allá por el siglo XIII, siendo habitual solo en el de los nobles; eso sí, realizado en madera tallada y adornado con materiales preciosos. Su función era evitar que la cabeza golpeara contra el muro al acostarse. De ahí que, con el paso del tiempo, se modificara el diseño según la moda del momento y acabara tapizado con ricas telas también.
En la actualidad, no podemos afirmar que sea una pieza imprescindible en las habitaciones, ni siquiera en los hoteles. Algunos de ellos, incluso, amparándose en razones higiénicas, han justificado su falta.
En mi opinión, creo que la presencia o la ausencia de este elemento en determinados casos responde más al emplazamiento de la cama en el dormitorio; por ejemplo, será innecesario uno grande si esta se sitúa justo delante de una ventana, o en todo caso, se optará por elegir uno liviano de forma, de forja o barrotes finos de madera, que no obstaculice la vista exterior de la habitación.
En caso de que la cama esté arrimada a una pared, los modelos pueden ser infinitos y, más todavía, en tiempos de crisis en los que la imaginación para ahorrar costes estimula la creatividad decorativa. No es extraño, pues, descubrir cabeceros realizados con materiales reciclados- puertas, biombos, rejas, espejos, palets, molduras…- o con otros más actuales, pero frecuentes en otros contextos – alfombras, remos, letras …-. La cuestión es sorprender, incluyendo en la decoración un elemento inesperado que resulte original, llamativo y muy personal.
Una cosa es segura: aquellos dormitorios en los que el cabecero, el armario, la cómoda y las mesitas eran del mismo diseño quedan alejados ya de las tendencias actuales. No es que hayamos dado paso al caos, sino más bien a la libertad de elección, a la prioridad de la economía a través del reciclaje, a la originalidad y la imaginación. ¿No crees que así resulta más atractiva y personal la decoración del dormitorio?
Espero que los ejemplos que te muestro a continuación te resulten inspiradores y estimulantes para que diseñes el cabecero ideal que proteja tus sueños e ilusiones con estilo y originalidad.