Encontrar refugio cuando se aproxima el otoño no solo es asunto de los animales; los humanos también tendemos a acomodar nuestro hábitat conforme a la estación que disfrutamos. Así que, tratando de localizar un lugar donde conseguir confort, calor y seguridad, me he topado con esta fantástica casa de campo en Cantabria.
Sus propietarios compraron la propiedad cuando esta era una cuadra y decidieron rehabilitarla hasta casi convertirla en una casa de cuento. Para ello, trataron de respetar, al máximo posible, los materiales naturales que el edificio ya poseía: las vigas de madera en el techo, los suelos de barro cocido, las paredes de piedra… y las nuevas aportaciones las ajustaron al tipo de construcción de la zona.
El resultado, como se puede apreciar en las imágenes, fue todo un éxito y lo que antaño fue un edificio para guardar animales, es, en la actualidad, una vivienda acogedora, cálida, en la que todos los detalles se han cuidado con esmero y no se ha dejado nada al azar.
Podríamos decir que la elección del tono beis como nexo de unión en los diferentes espacios junto con pinceladas de color rosa y el papel de florecitas en los dormitorios, impregna toda la casa de un aire shabby-chic muy romántico.
Ni que decir que el exterior es igual de acogedor que el interior de la vivienda. Tanto el porche como el jardín invitan a celebrar reuniones familiares o con amigos en cualquier época del año y disfrutar de la Naturaleza y del aire oxigenado.
Puedo imaginarme, perfectamente, sentada en ese sillón orejero en la biblioteca o en el sofá frente al enorme ventanal en el salón disfrutando de unas excelentes vistas del jardín y los alrededores o en esa cocina tan bien equipada donde cualquier guiso o pastel que en ella se preparen deben de saber a gloria bendita.
Creo que he descubierto la casa de mis sueños y, si viviera en ella, tendría la sensación de vivir en un cuento de hadas permanente ¿tú, no?