En un solar estrecho y alargado, donde ya hay una vivienda, Anna & Eugeni Bach arquitectos, se proponen construir un pequeño estudio (90 m2) que pueda ser usado tanto como taller de pintura, como para vivienda ocasional en los fines de semana para los hijos de los propietarios.
El proyecto se divide en dos sectores bien diferenciados: un espacio abierto y diáfano que da al exterior a través de un porche de caña, y un espacio más íntimo, con dos habitaciones y un pequeño baño.
El espacio diáfano contiene la sala de estar, comedor y cocina. Este espacio se proyecta maximizando su superficie sobre la total, de manera que el corazón de la casa, el espacio donde se realizan la mayoría de las funciones diarias, sea lo más agradable posible.
Se plantea un juego de inclinaciones recordando el perfil de las montañas del horizonte. Estas inclinaciones se aplican tanto a la construcción principal como al porche de caña que rodea las fachadas noroeste y sureste, dando una continuidad formal entre el edificio principal y el porche.
El punto singular de la vivienda es una abertura en la sala de estar que está situada en esquina, con un sistema de puertas correderas de aluminio lacado que no dejan montante vertical cuando están abiertas, haciendo que la sala se proyecte hasta el porche y el jardín exterior.
En definitiva, una casa realizada con los materiales justos y el espacio preciso, para conseguir un lugar idóneo para cada una de las ocasiones, taller de pintura o vivienda ocasional.