Esta casa rural en Girona es un antiguo pajar rehabilitado; Se encuentra en Fonteta, un pintoresco pueblo del Baix Empordà. La propietaria se encontró con este pajar por casualidad y se enamoró de él desde el primer momento.
El proyecto de rehabilitación fue desarrollado por los arquitectos Lluís Auquer y Ferran Prats, autores de muchas otras viviendas en esta misma zona.
En el proceso de rehabilitación rescató antiguos tesoros como el pavimento original de la casa, una toba catalana natural, realizada manualmente y colocada en espiga y en cuadricula. Se dejó el cañizo del techo otro elemento muy típico en las construcciones de la zona. Lo pintaron en un tono caolín (una mezcla de blanco con un toque de ocre) empleado para pintar las paredes, que da luminosidad y calidez.
La estructura del antiguo pajar era muy singular, con techos muy altos y varios desniveles, así que se planeó una gran área muy diáfana y con salida directa al jardín, donde se situaron la cocina y el salón-comedor.
En este mismo espacio también se ubican dos habitaciones, entre ellas, el dormitorio principal. En otro nivel, donde antiguamente estuvieron las cuadras, se diseñaron otra habitación y un pequeño apartamento, lo que resulta muy cómodo si hay invitados o no se quiere abrir toda la casa para pasar solo un fin de semana.
Las obras de restauración fueron muy intensas y todos pusieron su empeño en conseguir el mejor resultado. El constructor Felip Osuna es el autor de la singular cocina situada bajo una bóveda.
Se respetaron los arcos de la estructura y se trató de reutilizar al máximo los materiales existentes, desde el suelo hasta el techo con vigas de madera.
Los estilos provenzal y rústico catalán se combinan en la decoración con absoluta naturalidad. Se aportan algunas notas contemporáneas, como el microcemento utilizado en la cocina y en el cuarto de baño.
El resultado es una residencia muy alegre y acogedora, con unas espectaculares vistas al campo y al macizo del Montgrí.
Imágenes vía: Jurnal de design interior