Algunos creen que las citas para reflexionar les resultan muy útiles porque en ellas encuentran la inspiración necesaria para encarrilar sus vidas y enfrentarse a sus miedos con constancia y valor; otros, en cambio, piensan, que estas citas no sirven para nada. En mi caso, las tomo como consejos que encuentro al azar y que a menudo me ayudan a aclarar las ideas. 

Solo necesitamos echar un vistazo rápido a nuestra experiencia más cercana para saber que nuestra vida se desarrolla tal y como deseamos o por el camino que las circunstancias nos imponen que vaya. Es entonces cuando echo mano de los versos W. E. Henley  y recuerdo la película Invictus en la que Mandela recitaba un poema de este poeta con el cual encontraba la fuerza necesaria para seguir firme y esperanzado en su lucha durante su largo encarcelamiento.  www.poemhunter.com/poem/invictus/

A continuación, trato de animarme si veo que el asunto está un poco negro y recurro a las entusiastas palabras que mi madre me dice en cada ocasión que me intuye poco comunicativa.

He de confesar que la admiro y la envidio, pues siempre suele lucir una sonrisa casi permanente, como si anduviera metida en una burbuja impermeable que la aislara de las preocupaciones, aunque yo sé que su procesión va por dentro. Solo tengo que observarla para saber que su actitud me habla sin palabras:

Con su ejemplo, mi madre me enseñó que existen personas que se enfrentan a sus miedos con valentía y constancia. No tiran la toalla así como así, pues ocupan su mente con pensamientos positivos que les estimulan a seguir luchando para realizar sus sueños.

Y a pesar de que la adversidad se cebe en ellos, suelen reponerse de los fracasos con mayor o menor soltura, pero siempre con la vista puesta en lograr el éxito.

 Así que, tomando ejemplo de todas esas personas positivas que nos rodean, me pongo frente al espejo y repito en voz alta como si fuese un mantra:

Y transcurridos los minutos suficientes para hacer efecto en mi ánimo, salgo de la habitación y me dirijo al comedor convencida de que el antídoto contra el pesimismo está en mis manos.

 ¡Feliz semana y que la fuerza os acompañe!