El arquitecto estadounidense Michael Herrmann rehabilitó un apartamento duplex en un edificio de finales del siglo XVIII situado en Place de la Madeleine – París. Destinado para él y su familia e inspirado en la obra de Le Corbusier, se caracteriza por ser un espacio en el que la luz entra a borbotones por enormes ventanales de cristal que atraviesan suelos y techos, reflejándose en las superficies pulidas e inundando cada estancia.

Ubicado en los dos pisos superiores de un palacio que ha permanecido casi intacto desde la década de 1790 cuando fue construido, el apartamento dúplex se diseñó conservando el carácter del edificio de 200 años de edad combinado con algunas de las ideas de Le Corbusier, como la rigidez de alta tecnología y el minimalismo de la modernidad.

El apartamento está basada en el concepto de un museo: las paredes de piedra caliza y vigas de roble se muestran con una precisión arqueológica. Un suelo de cristal y las paredes acristaladas de cada habitación crean un poderoso sentido de apertura, conectando visualmente los espacios y abriendo vistas al cielo y los tejados de París.

Un patio concebido como una gran vitrina de cristal de cinco metros de altura, parece una habitación interior que contiene una antigua chimenea de mármol, un espejo y una lámpara de araña. 

Por el contrario, la chimenea y escalera interiores son contemporáneos. El interior y exterior se conectan mediante las baldosas del suelo que aparecen a pasar a través del vidrio dando continuidad al espacio.

Todos los elementos en el apartamento son funcionales, ya sea en el interior como en el exterior. Los tres dormitorios se encuentran en el extremo opuesto de la zona de día y se organizan alrededor de un patio independiente.