Muchos somos los que deseamos vivir una aventura africana en primera persona.Sin embargo, el alojamiento en un safari puede resultar un inconveniente para algunos por creer que carecerían de las condiciones mínimas de comodidad e higiene deseadas.
En la actualidad, las agencias que organizan estos safaris ofrecen múltiples opciones que despejan las dudas que cualquier viajero pueda plantearse sobre este tema.
Podemos elegir safaris que experimentan la aventura total, casi como hacían los antiguos exploradores. Para ello, el viajero dormirá en tiendas de campaña que acompañarán al turista en sus desplazamientos, pero sin tener que preocuparse de su montaje y desmantelamiento. Para esta cuestión un equipo de personas se encargará de las tareas de intendencia.
Existe otra modalidad mixta de safari que combina la oportunidad de disfrutar de alojamientos al aire libre en tiendas de campaña desmontables con otras opciones más cómodas y «urbanitas» en las que se duerme en hoteles de diferentes categorías según las zonas que se vayan a recorrer.
Por último, la versión más sibarita es aquella en la que, además de tener un guía y conductor para servicio exclusivo del viajero, este pernoctará en hoteles de máxima categoría sin tener que renunciar a ninguna de las comodidades o lujos que desea disfrutar.
He de confesaros que desde que vi “Memorias de África”, he esperado impaciente la ocasión que me permitiera experimentar, a mi manera, una aventura similar; eso sí, dejando de lado el asunto de la plantación de café.
Este verano se presentó la oportunidad y, aprovechando la celebración del 50º aniversario de independencia de Botsuana de Gran Bretaña, contraté con una conocida agencia de viajes la ruta «Río Perdido Clásico» para llevar a cabo mi particular andanza africana y preparé mi equipaje: una mochila de 7kg y una bolsa de mano con mi cámara, un libro de lectura y un cuaderno de notas donde escribir mis impresiones sobre el viaje.
He probado todos los medios de transporte conocidos: tren, avión, avioneta, helicóptero, ultraligero, barca, lancha, “mokoro”, barcaza, camión, 4×4, bicicleta, mis pies…; he dormido en un saco de dormir teniendo el firmamento como guardián de mis sueños; también lo he hecho en tienda de campaña sobre un catre, en saco y en una amplia cama y, por último, en hoteles con una mullida cama individual, doble o king size. Ni que decir tiene que en todas estas variantes de alojamiento, he disfrutado de baños individuales o compartidos, unos bajo techo y otros al descubierto, pero nunca he considerado que no reunieran las condiciones necesarias para satisfacer por completo mi higiene.
Así que, amigos lectores, os animo desde estas líneas a que os lancéis a vivir vuestra particular aventura africana sin temor ni dudas. Solo tendréis que dejaros llevar y permitir que África os atrape con su amplia sonrisa.