Vivimos en un país donde el 55% del parque residencial fue construido antes de 1979, año en el que entró en vigor la NBE CT-79, la primera normativa cuya misión era regular el consumo energético de los edificios, obligando a la colocación de aislante térmico en los cerramientos. Por lo tanto, y con los datos en la mano, podemos deducir que más de la mitad de las viviendas de este país son un agujero negro de pérdidas energéticas.
En la actualidad, y a nivel no solo estatal, sino europeo, uno de los grandes objetivos para este primer cuarto de siglo es la disminución y/o supresión, en la medida de lo posible, de dichas pérdidas energéticas, llegando a comprometerse los estados miembros a la reducción en 2020 del consumo de energía primaria en un 20%.
El concepto de Rehabilitación Energética
En este sentido se enmarca el concepto de Rehabilitación Energética, definiéndose no solo como aquella acción constructiva o edificatoria realizada para mejorar las condiciones estéticas, de habitabilidad, de salubridad, de accesibilidad, de seguridad estructural, constructiva y de las instalaciones y de protección frente a agentes exteriores, sino que va más allá, realizando una serie de mejoras en la envolvente del edificio o de la vivienda, cuyo objetivo principal es la reducción del consumo energético del inmueble, reduciendo al mismo tiempo tanto las emisiones de CO2 a la atmósfera, como las facturas energéticas mensuales.
El Estado de Confort y el ¿por qué? de la Rehabilitación Energética
Se define como estado de confort al estado de bienestar creado en los espacios interiores de los edificios en base a una temperatura y un grado de humedad determinados, que nos permite vivir, realizar actividades, o lo que es lo mismo, habitar dichos espacios de forma cómoda, agradable y natural. Para alcanzar el grado de confort, es necesario aportar energía, la cual se va a ir perdiendo a través de lo que llamamos la envolvente del edificio, que comprende cerramientos de fachada (incluyendo las ventanas), cubierta, etc.
A mayor pérdida de energía, mayor demanda de energía, mayor consumo y por lo tanto mayor gasto económico. Por este motivo conviene que la envolvente del edificio posea un aislamiento de calidad incluyendo cerramientos correctamente aislados, ventanas con rotura de puente térmico y doble acristalamiento, y todo tipo de características que nos minimicen esas pérdidas de energía a través de la envolvente.
Del mismo modo, es de suma importancia el actualizar las instalaciones que venimos utilizando para conseguir ese confort energético del que estamos hablado. Las calderas, por poner un ejemplo, cada vez son más eficientes energéticamente, y consiguen unas pérdidas menores a través de los elementos propios de la instalación. Esto es debido, además de al diseño y al perfeccionamiento de los mecanismos de funcionamiento, al empleo de materiales que conservan mejor la temperatura.
La Rehabilitación Energética tiene como objetivo la mejora de todos estos elementos y factores que influyen en un mayor consumo energético del realmente necesario para alcanzar el estado de confort (tanto relativos a la envolvente del edificio como a las instalaciones), pudiéndose llegar a reducir el consumo energético de su vivienda en hasta un 50%-60%, mediante una correcta Rehabilitación Energética.
Por este motivo, y teniendo en cuenta que los gastos necesarios para dicha Rehabilitación, pueden amortizarse en un plazo que variará entre los 5 y los 15 años dependiendo de las condiciones actuales del inmueble y la envergadura de la intervención, lo que es un periodo muy corto de tiempo si lo comparamos con la vida útil del mismo, podemos concluir que la Rehabilitación Energética no es solo beneficiosa para el medio ambiente (por la considerable reducción de emisiones de CO2 a la atmósfera), si no también para el propietario de la vivienda por la reducción considerable en el gasto mensual que conlleva el uso habitual de la misma.
Además, el hecho de tener un hogar más eficiente energéticamente, le otorgará a la vivienda, a partir de abril de 2013, cuando entre en vigor la obligatoriedad de la Etiqueta Energética en Edificios Existentes, una mejor Calificación Energética, lo que le dará un valor extra al inmueble en una futura transacción tanto de alquiler como de compra frente a inmuebles similares pero menos eficientes energéticamente hablando.