Erich Paulsen nació en una pequeña ciudad cercana a Berlín, Treuenbrietzen, en 1932. Desde bien pequeño mostró un gran talento para pintar y, a medida que fue creciendo, fue desarrollándola casi a escondidas ya que la precaria economía familiar no le permitió tomar clases.
Ante la necesidad de ingresos económicos su padre le instó a que aceptará un trabajo de barnizador y encalador. Su capataz en la firma también era aficionado a la pintura y en su tiempo libre se dedicaba a pintar paisajes y fue de él de quien Erich aprendió de forma autodidacta a dar los primeros trazos casi a escondidas y tomándole prestados sus materiales.
Como Erich solía emplear la espátula para retirar las viejas capas de pintura en su trabajo, comenzó a emplear esta herramienta también para pintar sus primeros paisajes.
Este fue el modesto comienzo de Paulsen como artista que con el paso de los años le condujo a Der Malerei Meisterschule donde se graduó con honores.
Su éxito creciente le permitió viajar a numerosos países por toda Europa (Italia, Francia, España…) donde obtuvo inspiración para retratar los paisajes naturales de cada lugar y escenas urbanas.
La vitalidad de su espátula proporciona a sus pinturas un rasgo particular único en el arte contemporáneo. Asimismo, Paulsen continúa el legado impresionista pero con matices actuales. Todo ello hace que sus obras sean piezas apreciadas entre los coleccionistas de arte en muchos países.