El festival Ciutat Vella Oberta, que tuvo lugar los días 8, 9 y 10 de noviembre, ha sido un éxito en cuanto a afluencia de público, calidad y originalidad de las exposiciones. Sin duda, la experiencia de entrar en el taller del artísta, que es la principal diferencia entre este y otros festivales, es todo un acierto. Una manera mucho más cálida y cercana de abordar el arte que la frialdad y el desapego de un museo.
Allí estaban los artistas dispuestos a responder a todas nuestras preguntas sobre su obra: los materiales, las fuentes de inspiración, el método de trabajo… Podías conocer su obra y su entorno. Todo acompañado por vino y algo de picar, que siempre se agradece.
Dentro de las decenas de talleres que han sido abiertos al público en esta muestra, tengo que destacar el de Fuencisla Francés, pintora segoviana que lleva muchos años viviendo en Valencia. Su obra se basa en la técnica del collage sobre lienzo y en espectaculares esculturas colgantes. Su taller es ya en sí mismo toda una obra de arte. Vigas de madera y paredes desnudas enseñándonos el ladrillo y la piedra. Una mezcla armoniosa de estilo industrial con el halo bohemio de la artista.
Fabrika 12, una asociación cultural que parece más un grupo de joyeros de vanguardia, bajo la supervisión de Heidi Schechinger, profesora de la Escola d’Art i de Disseny de Valencia, participa en la búsqueda de nuevos materiales para sus creaciones, como, por ejemplo, los broches de la foto. Están elaborados con páginas de diccionario enciclopédico antiguo. Me contaron que salvaron a los libros de la basura sin saber todavía qué iban a hacer con ellos, pero tenían claro que destruirlos era un crimen. Fíjate en el precioso papel del forro interior.
Hubo también «intervenciones» en Ciutat Vella Oberta, exposiciones callejeras como los Gritos silenciosos de la artista fallera Anna Ruiz Sospedra, una instalación de dos muñecos de poliestireno expandido que rompieron la monotonía de la fachada. No hay que olvidar que una de las razones por la que se ha llevado a cabo el festival es por el descontento general de los vecinos con la gestión del barrio. De este modo, muchas de las propuestas llevaban implícita una lectura crítica de la situación.
Ha sido un fin de semana diferente en el que la ciudad vieja de Valencia se ha convertido en una enorme sala de exposiciones dando cabida a un numeroso grupo de artistas, consagrados y noveles, valencianos o afincados en Valencia, que nos ha mostrado su obra abriéndonos las puertas de sus talleres y de sus casas para que pudiéramos conocer su trabajo de primera mano. Ciutat Vella Oberta es un ejemplo de lo que se puede llegar a hacer cuando los artistas y sus vecinos se ponen en común para dar lo mejor de sus barrios.