Frank Gehry ya formaba parte de la élite de la arquitectura mundial. Su obra ha sido citada como uno de los trabajos más importantes de la arquitectura contemporánea en el 2010 World Architecture Survey y la revista Vanity Fair lo etiquetó como «el arquitecto más importante de nuestra época».
Ahora, el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2014 reafirma la audacia, la originalidad de sus diseños y, sobre todo, la influencia que ha tenido en las nuevas promociones de arquitectos, a los que en gran medida ha guiado a través de nuevos caminos durante los últimos cincuenta años.
El valor de la arquitectura consiste, según Frank Gehry, en definir nuestro presente para las generaciones futuras. El resto de los productos de nuestra cultura se desvanecerá con el tiempo y lo único que permanecerá serán nuestras construcciones, quienes hablarán de nosotros.
En sus primeras obras usaba materiales industriales comunes, pero de maneras inesperadas. Consiguió saltar a la fama en todo el mundo cuando comenzó a crear obras que renegaban de la geometría de la arquitectura tradicional y crear así un nuevo modo de expresión dramática.
Las formas complejas fueron posibles gracias a la tecnología informática de vanguardia, que hizo posible enrevesar las líneas hasta límites inimaginables en aquellos momentos. No hay más que observar las sorprendentes irregularidades del Museo Guggenheim de Bilbao o el Walt Disney Concert Hall en Los Angeles. En estos edificios monumentales, la fantasía desinhibida de sus dibujos a lápiz se concretó en estructuras poderosas de brillante titanio.
Sus edificios han transformado las espectativas del ser humano con respecto a las creaciones arquitectónicas. La sorprendente originalidad de Gehry se burla de los clichés y de las normas dogmáticas impuestas tras siglos de arquitectura convencional. Claro está que, para llegar a este punto, tuvo que contar con un gran conocimiento tanto sobre la tradición y sus técnicas como de la tecnología actual y de sus posibilidades. Es el único modo para no dar palos de ciego intentando destacar con resultados monstruosos fruto de falsos fuegos artificiales.
En definitiva, un genio.
1978, The Gehry Residence
1991, Chiat/Day Building
1995, The Dancing House
1997, Museo Guggenheim
2002, Weatherhead School of Management
2003, Walt Disney Concert Hall
2003, Center for the Performing Arts