El estudio de arquitectura UNStudio ha diseñado la casa unifamiliar Haus am Weinberg de 600 metros cuadrados, que ofrece unas hermosas vistas sobre las terrazas escalonadas de un antiguo viñedo cerca de Stuttgart, Alemania. Las sinuosas curvas de la vivienda se rigen por la idea de crear una espiral que organiza el flujo de programación de la residencia.
El proyecto fue planteado con un elemento arquitectónico interesante: «el giro». Por dentro y por fuera, el diseño se caracteriza por curvas y giros, que organizan la circulación interna, las vistas y la estructura funcional de la casa.
Según los arquitectos, «la dirección de cada curva está determinada por un conjunto de movimientos diagonales. Mientras que la distribución de programas sigue la trayectoria del sol, cada evolución en el giro lleva a momentos en los que las vistas al exterior se convierten en una experiencia integral».
La doble altura de la esquina acristalada que alberga el comedor se abre a amplias vistas hacia el noroeste que enmarca la colina con viñedos que forma el telón de fondo de la casa. Por medio de paneles deslizantes, este rincón se puede abrir completamente hasta desdibujar aún más los límites entre interior y exterior.
El volumen y la línea del techo de la Haus am Weinberg reaccionan y responden directamente a la pendiente del terreno, donde las escalas y las inclinaciones de las pendientes del entorno del viñedo se reflejan en la apariencia volumétrica de la casa.
Esto es posible por la carga del edificio que, gracias a una estructura de hormigón, se reduce al mínimo. La cubierta y los forjados se apoyan en solo cuatro elementos: la caja del ascensor, dos pilares y una columna interior. A través de las grandes luces en voladizo se crea un espacio que permite a todos los rincones de la casa ser transparentes y sin columnas.
La circulación interna, la organización de las vistas y la distribución de programas de la casa son determinados por un solo gesto, «el giro». Este elemento central soporta la escalera principal, ya que orienta y organiza los principales flujos a través de la casa. La dirección de cada curva está determinada por un conjunto de movimientos diagonales. Mientras que la distribución de programas sigue la trayectoria del sol, cada evolución en «el giro» lleva a momentos en que las vistas al exterior se convierten en una experiencia integral del interior.
El interior de la Haus am Weinberg está dispuesto en espacios de diferentes ambientes y cualidades espaciales, con las cuatro esquinas acristaladas y abiertas que permiten la luz natural penetrar profundamente en la casa. La materialización del interior acentúa aún más la atmósfera general de la luz a través de suelos de roble natural, piedra natural y blancas paredes de estuco de arcilla salpicadas de pequeños fragmentos de piedra reflectante.
Ben van Berkel añadió: «La organización de la villa y la disposición de los flujos de movimiento y las vistas están diseñadas para imitar los estratos del paisaje que lo rodea y de los niveles superiores, del paisaje urbano circundante y por lo tanto crear una experiencia casi virtual de la paisaje y las vistas desde dentro de la villa».