Hidrogenase. Granja de algas para reciclar dióxido de carbono con el que producir electricidad y fuel. |
Cuando somos niños, solemos imaginarnos las ciudades del futuro con automóviles voladores y con edificios supermodernos y tan altos que se pierden entre las nubes. Puede que falte un poco para poder disfrutar de nuestro deportivo descapotable volador, sin embargo, los edificios supermodernos, eficientes y totalmente ecológicos están a la vuelta de la esquina.
Los tenemos tan cerca gracias a arquitectos como el belga Vincent Callebaut, quien profundiza en las capacidades de los «edificios verdes» con el fin de ir más allá de nuestras espectativas hasta rozar la ciencia ficción.
Es uno de los 50 elegidos en el top mundial de arquitectos sostenibles nombrados por los miembros de Green Planet, ha ganado numerosos premios en todo el mundo (Taipei, Taiwán; Royat, Francia; Busan, Corea, Nueva York…) y está nominado a los German Design Awards de 2014 por su trabajo Asian Cairns, Sustainable Farmscrapers for Rural Urbanity.
Su punto de vista fantástico desafía las distinciones percibidas entre zonas urbanas y rurales, materiales naturales y sintéticos, en definitiva, entre cuerpo y espíritu. Le gusta imitar los procesos biológicos, lo que le ha valido la etiqueta de «arquitecto teórico especialmente imaginativo». Por ejemplo, su proyecto Elasticity es una utopía reconocida por su propio autor. Se trata de una pieza fotosintética en su totalidad que, con los años y el avance del mar, acabaría convirtiéndose en un arrecife de coral.
Otra muestra del carácter fabuloso de su obra es Sensual Atraction. Este proyecto se imagina un mundo dentro de 20 años, en el que la humanidad se ha liberado de los límites de la corporeidad gracias a internet y a la infinidad de tecnologías que tiene en torno. En palabras del propio Calleabaut, Sensual Atraction es un proyecto de un mundo en el que «todos los conceptos de las fronteras se han ido, y el hombre se ha convertido en su propio territorio».
Es justo este compromiso de romper con todas las barreras lo que define la obra de Callabaut. A pesar de la falsa primera impresión que nos da –a algunos les parecerá más un diseñador de decorados para Hollywood–, la raiz de su búsqueda se haya en el intento de abordar los problemas que plantean las ciudades tanto al medio ambiente como al mismo ser humano.
Pensemos que las ciudades suponen el 75% del consumo de energía mundial y son responsables del 80% de las emisiones de dióxido de carbono. Esta es la razón de que proyectos como Elasticidad o Sensual Atraction estén siendo encargados por nuevos inversores que buscan soluciones capaces de abordar tanto la crisis de sostenibilidad como el equilibrio entre el éxito económico y el equilibrio ecológico.
Europa, vieja y lenta, junto a Estados Unidos se están quedando atrás con respecto a las nuevas tecnologías adoptadas por países de economías crecientes como China. Allí, los límites del paisaje urbano están siendo redefinidos por el optimismo que trae la abundante riqueza.
«Después de haber construido la ciudad en el paisaje, y luego a la ciudad en la ciudad , ahora es tiempo para que el paisaje se reconstruya en la ciudad».
La Torre Agora es un ejemplo de ello. Actualmente en construcción en Taipei, el edificio señala la clase de confianza que no poseen las economías occidentales. En cierto modo, la torre representa el momento en que se reúne la visión artística de la viabilidad y del mercado.
Será una increíble pieza de arquitectura bien adaptada a los retos ecológicos del nuevo milenio urbano. Con la forma de una doble hélice y diseñado para imitar un metabolismo activo del edificio, cuando esté terminado en 2016, estará cubierto por jardines verticales creados por razones estéticas y de consumo.
Como el mismo arquitecto lo describe, el objetivo de la Torre Agora es «ser pionero en un concepto de eco-construcción residencial que limita la huella ecológica de los habitantes mediante la búsqueda de la correcta simbiosis del ser humano con la naturaleza».
La torre contará con una serie de características que podrían convertirse en la norma de las futuras ciudades sostenibles. Estas incluyen medidas arquitectónicas para romper las barreras entre los espacios interiores del edificio y los jardines exteriores, También tecnologías biológicas y renovables avanzadas, como paneles fotovoltaicos y cuadros de plantas de filtración de agua de lluvia.
Asian Cairns es un diseño hipotético de granjas urbanas verticales, construido como una pila gigante de guijarros. Cada «guijarro anfitrión» es una zona autónoma para las explotaciones y también una zona habitable. Asian Cairns produciría alimentos en la ciudad para la ciudad. Las percepciones de la población rural y de la urbana quedan completamente redefinidas.
Es un proyecto que aborda el rápido éxodo de China desde las zonas rurales a las urbanas. Pensemos que China espera que, en el año 2030, el 75% de su población viva en núcleos urbanos.
Lilypad, la ciudad flotante ecológica, es un modelo para futuros refugiados climáticos. Este modelo fue propuesto como una solución a largo plazo para el aumento del nivel del agua de acuerdo con el pronóstico del GIEC, el Grupo Intergubernamental sobre la Evolución del Clima. Es una ciudad anfibia autosuficiente y cumple los cuatro retos establecidos por la OCDE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo: clima, biodiversidad, agua y salud.
Vista de Lilypad desde Montecarlo, en el Principado de Mónaco. |
La estructura flotante tiene una capacidad para albergar a 50.000 individuos. Se compone de tres puertos deportivos y de tres montañas, destinados para fines de entretenimiento. Rodean a una laguna artificial situada en el centro, que realiza la tarea de recoger y purificar el agua. La forma de esta estructura flotante está inspirada en la hoja altamente acanalada del lirio de agua. Su doble piel se hace de fibras de poliéster cubiertas por una capa de dióxido de titanio, que reacciona con los rayos ultravioleta y, debido al efecto fotocatalítico, absorbe la contaminación atmosférica en el proceso.
Todos estos proyectos prevén un futuro donde el movimiento innecesario se reduce y se ahorra energía cinética. Las ciudades se convierten en los propios organismos autosuficientes en simbiosis con sus poblaciones.
Las ideas de Callebaut pueden sonar radicales, pero, como él mismo nos dice, no son más que antiguas ideas reelaboradas. Para él, la fusión de los seres vivos, la biotecnología y la tecnología de la información repiten la idea premoderna de que la distinción entre el hombre y la naturaleza es falsa. Estoy convencido de que la creciente capacidad de la humanidad para modificarse biológicamente a través de la tecnología, harán posibles sus ciudades inteligentes y entonces, dejarán de parecernos tan extravagantes.
Diseñar es crear, y la creación es la respuesta a los conflictos generados por nuestros anhelos. Deseamos lo inexistente para avanzar, para poder hacerlo posible y, de ese modo, convertirlo en una realidad.
Solo podemos mejorar a través de los sueños.