Lu Cong es un peculiar retratista americano. Nació en Shangai en 1978 y, en la actualidad, está considerado como uno de los más destacados artistas de la costa occidental americana.
A la edad de once años se trasladó con sus padres a Muscatine, en Iowa. Tras obtener el graduado en biología en la Universidad de Iowa, se trasladó a Denver, Colorado, donde comenzó a afianzar sus aptitudes artísticas. Desde 2002 has exhibido sus trabajos en The Denver Art Students League, donde, además, ha participado en sesiones en vivo de pintura. Como artista, es principalmente autodidacta.
Lu focaliza el objeto de sus pinturas en torno a los rostros de sujetos que él ha escogido cuidadosamente. Su estilo rinde homenaje a la pintura romántica del siglo XVIII, aunque aparece inconfundiblemente concebida en una época contemporánea.
Sus retratos no solo capturan el estado físico y emocional del sujeto, sino que más bien atraen para entablar interacciones sicológicas cuando el espectador se coloca frente al cuadro para apreciar un rostro inquietante, inexplicable, pero también sensual. Es innegable el poder y la fuerza de sus composiciones, las cuales no dejan indiferente a nadie.
Personalmente, siento una atracción irresistible hacia la mirada del sujeto, que, en algunos casos, incluso me provoca un pequeño rechazo hacia él, quizá, porque le encuentro cierto parecido con un personaje producto de la imaginación y el trabajo de la industria cinematográfica de Hollywood. Sin embargo, si continúo observando con detalle otras de sus composiciones, estas me hacen sentir atrapada por el personaje y me apetece indagar más en su mirada intentando descubrir el secreto que esconde tras esos enormes ojos claros, casi transparentes como el agua. Quizá exista alguna razón oculta que, a mi parecer, motive que el semblante unas veces refleje cierta tristeza; otras, en cambio, la mirada es directa y punzante como una flecha; otras, dulce y tímida como la de un niño o una adolescente.