Proyectada sobre un antiguo claustro de 500 años de antigüedad, esta moderna vivienda conserva todo el sabor de su historia. Las interioristas Agnés Blanch y Elina Vilá han realizado un trabajo impecable, rehabilitando cada uno de los elementos arquitectónicos originales y desarrollando un proyecto que realza dichos elementos.
La planta original perteneció al antiguo convento de Sant Agustí, aunque durante los últimos veinte años se ha utilizado como almacén de telas. Tiene una superficie de 200 m2, más un espacio anexo y un patio de manzana con una gran terraza. Asimismo dispone de una pequeña glorieta, obra de Antonio Gaudí.
Nos ha gustado especialmente la combinación de los elementos estructurales y arquitectónicos históricos con unos complementos de estilo minimalista y aire nórdico. La neutralidad de los blancos adquiere un toque de calidez con la piedra vista y los complementos de color.