Este piso en Fortuny, Madrid, diseñado por María Lladó, es una muestra palpable de que ser ecléctico en términos de decoración no está pasado de moda.
Se pueden tener en un mismo ambiente estilos tan dispares como piezas de diseño de principios de siglo pasado o de los años 60, siempre y cuando tengamos como factor común el de contenerlos en un ambiente neutro, en este caso construido por el blanco de su suelo, paredes y techo.
Lo que la interiorista ha conseguido en este proyecto es que cada una de las piezas que hay en el interior de la vivienda tenga entidad propia, es decir, que dé la sensación de objeto único e inigualable.
