Veo esta preciosa casa frente al mar y la primera idea que sugiere mi imaginación es esencia de flores y madera. Una combinación muy agradable. Imagino también ese soplo de aire fresco que debe de entrar por la ventana mientras estoy sentada junto a su magnífica mesa de cocina disfrutando de la paz que me rodea.
El color blanco de la habitación principal me envuelve y me proporciona una tranquilidad absoluta. Tengo la sensación de estar flotando y, cuando miro hacia arriba estando tumbada en la mullida cama, el vaporoso dosel me recuerda el cielo moteado con nubes de algodón suave y aterciopelado.
Si me detengo unos instantes a disfrutar de la visión de la piscina, termino hipnotizada por las vistas tan maravillosas que desde cualquier ángulo de la terraza nos ofrece la Naturaleza. Me refiero al inmenso mar, con esa espuma que encierra misterios y centenares de pececillos nadando despistados…
La luz natural que entra en esta casa es increíble. Para mí, es de gran importancia este elemento, pues lo percibo como sinónimo de vida. Creo que la luz debe ser siempre uno de los elementos principales en la decoración porque convierte nuestro hogar en un lugar cálido y luminoso.
La gama de colores que podemos observar en la primera fotografía es increíble. Ya sabéis que soy fan de los buenos y agradables desayunos, y en esta casa, justo en este rincón al aire libre, imagino que podríamos disfrutar de una de las mejores experiencias a primera hora del día saboreando un aromático café con bollos o croissants y un saludable zumo de fruta aderezados con un intenso olor a mar, a flores, con el alegre canto de los pájaros, con el romper de espumosas olas y la caricia de revitalizantes soplos de aire fresco.
Una vida sana favorece un hogar agradable y viceversa ¿No estáis de acuerdo?