Esta deliciosa residencia en Brooklyn pertenece a la decoradora de interiores Hilary Robertson. Está formada por una serie de espacios en los que su propietaria ha sabido potenciar la arquitectura al máximo; para ello, ha resaltado los puntos fuertes: paredes, chimeneas y techos que, combinándolos con materiales y complementos, han dado como resultado un hogar acogedor y sofisticado, fiel reflejo de su estilo.
La amplia experiencia de Robertson en el diseño de interiores vintage y tiendas de antigüedades la llevó a la apertura de su tienda: Mrs. Robertson en 88 South Portland Avenue en Brooklyn.
Como apasionada de los objetos antiguos y vintage, Hillary ha sabido equilibrar a la perfección este estilo fusionando lo clásico con toques actuales; ha creado atmósferas renovadas con sabor histórico y contemporáneo al utilizar piezas con carácter, entre las que podemos destacar las sillas y butacas con formas redondeadas y pronunciadas de inspiración Luís XVI; chimeneas con embocaduras decoradas; mobiliario ligero que dan lugar a espacios sencillos y un sofá de tapizado capitoné que se presenta como la nota distintiva en el salón, al tiempo que se integra perfectamente con el resto de elementos.
En general, destaca el uso de tonalidades suaves. Una amplia gama de grises, tostados y blancos inundan las diferentes estancias que ofrecen sutiles contrastes, bien utilizando textiles u otros complementos o encargándose de introducir pequeñas pinceladas de color que logran aportar una uniformidad cromática delicada y agradable.
Asimismo, se transmite cierto aire de romanticismo provocado por los tonos empleados, las líneas ligeras y determinados detalles que le confieren esa sensibilidad característica que envuelve esta casa.
La vivienda goza de una buena iluminación exterior gracias a los grandes ventanales que, con los tonos suaves empleados, contribuyen a crear una sensación de amplitud y luminosidad.
La madera es el material protagonista; y gracias a ella, el mobiliario y el pavimento de la vivienda generan un ambiente cálido y lleno de personalidad. Las alfombras aumentan dicha sensación, al tiempo que permite la diferenciación de espacios.
Una serie de singulares detalles arquitectónicos, como son generosas puertas de madera en color blanco, molduras o techos de escayola decorados y pintados, engrandecen los espacios y confieren distinción y carácter.
En el dormitorio, destaca la impresionante chimenea en mármol que cumple un papel esencial, pues hace de apoyo al antiguo tocador de espejos, además de marco para la colección de zapatos de la diseñadora de interiores.
En definitiva, una casa llena de detalles y accesorios únicos en la que se muestra la exquisitez en el diseño y el gusto por los espacios armoniosos.
Imágenes vía: Hilary Robertson