Esta espaciosa sala de estar se encuentra rodeada por un ambiente fresco y mediterráneo, con vistas infinitas hacia el azul horizonte ideales para relajarse y dejarse llevar. Los grandes ventanales libres de cortinas inundan de luz natural el espacio, que junto a las paredes y el suelo blanco, refuerzan esta sensación de libertad y desconexión total.
El amalgama de estilos presente resulta muy interesante: líneas rectas características de la arquitectura moderna junto mobiliario de estilo clásico, sillas de hierro antiguas y varios elementos de madera maciza más típicos de una decoración rural.
Una superficie de madera laminada recubre la zona exterior manteniendo la armonía entre el diseño contemporáneo y las propias líneas del lejano horizonte.
La paleta de colores alterna entre blanco, dorado y el marrón perteneciente a la madera. Enfocando al infinito, la alfombra de rayas aporta un toque de negro y rompe la estética de la sala.
Se perciben dos zonas bien diferenciadas, una de lectura con una tentadora pilona de libros y otra más apta para un desayuno romántico.