En la bahía de Port Philip, al sur de Australia, se encuentra esta sensacional casa de playa que se asoma al mar envuelta en una exuberante vegetación, obra del arquitecto Ermin Smrekar.
El nombre de la casa, Miramar, no podía ser más acertado por las increíbles vistas de la costa que se disfrutan desde las terrazas y el jardín.
Los interiores son predominantemente blancos combinados con bambú uno de los materiales más constantes en el mobiliario de la vivienda, confieriendole un estilo muy playero.
Muebles contemporáneos, accesorios y elementos arquitectónicos añaden contraste a todas las habitaciones de la casa.
El salón es un espacio luminoso, abierto al exterior y con una decoración dominada por el blanco. El punto de color lo ponen los grandes cuadros de Robert Jack.
La cocina, con dominio del blanco como el resto de la casa, tiene, sin embargo, un marcado aire futurista. La propietaria cultiva su propio huerto situado en uno de los jardines.
Integrar espacios. Entre todas las líneas rectas que predominan en la estructura y el mobiliario sorprenden las curvas del gran espejo que, con su reflejo, integra el exterior.
Desde el office anexo a la cocina, e aprecia el espíritu abierto de la casa estructurada en planos diferentes para disfrutar de las vistas desde cada rincón.
En el comedor, amueblado con confortables sillas de ratán adquiridas en Bielecky Brothers, destaca la original obra del artista australiano Tim Storrier.
En el dormitorio principal, la vista vuela libre hacia el exterior, que ofrece unas vistas espectaculares tanto desde la cama como desde la zona de lectura.
Los frondosos árboles banksia aportan una sombra protectora y muy agradable al comedor exterior, un espacio definido por la madera envejecida y la vegetación.
Desde el jardín, se accede directamente a la mismísima arena de la playa. Un lujo.