La casa de Laura y su familia se sitúa a los pies de la montaña de Montserrat en Cataluña, pero su ubicación en el pequeño pueblo del Bruc no permitía ver la montaña desde el salón o las habitaciones, solo desde la ventana del tejado se podía disfrutar de la preciosa montaña. Ni cortos ni perezosos decidieron que la montaña entrara en su casa y forraron toda la pared del distribuidor en planta baja, con una preciosa imagen de Montserrat. Las puertas se diseñaron para que quedaran totalmente integradas en la pared y de esta manera ofrecer una continuidad que va desde la sala de música hasta el salón comedor.
Una casa hecha con mucho amor por parte de sus propietarios y donde detalles como las puertas correderas de cristal, sirven de pizarra para los niños. De esta manera pueden cerrar la puerta sin ningún miedo de chocar contra ella ya que los dibujos decoran y señalan la existencia de la misma.
La cocina comedor, con su gran isla central de Silestone verde, se convierte en zona de trabajo y reunión de toda la familia.
El detalle de las lámparas hechas por Laura y Roger, muestran una vez más que no lo más bonito es lo más caro, sino que con imaginación se pueden conseguir detalles tan originales como este.
Desde la cocina comedor conectamos al salón comedor, presidido por una gran librería que regulariza las paredes antiguas de la vivienda y que esconde la maquinaria del aire acondicionado.
Pequeños paneles forrados con papeles de colores sirven de tablero de anuncios para colgar dibujos, notas y la lista de la compra.
Y siguiendo en recorrido ascendente llegamos a la escalera con paredes y suelo de microcemento y con luminarias led empotradas en las paredes que ofrecen una iluminación muy original y visten de una manera elegante la escalera.
En la habitación de matrimonio un tablero de Ikea vuelve a «tunearse» para crear esta onomatopeya…
…y las baldosas de Ágata Ruíz de la Prada decoran el lavabo de los niños que comunica directamente con la habitación. Marc y Guillem tienen un cabezal de piezas de Lego para que si no les apetece mucho dormir pueden entretenerse un ratito.
Y otra vez mamá ha diseñado unos cojines LEGO para crear estos asientos tan cómodos.
Al final ascendemos hasta la buhardilla donde ahora sí la montaña puede verse.
Montserrat aparece con todo su esplendor a través de la ventana del tejado.