Disfrutar de una piscina es un elemento de confort cada vez más al alcance de todos. Hay diferentes tipos de piscinas, desde las tradicionales de obra, las prefabricadas de poliéster o fibra de vidrio o las más novedosas de acero.
El lugar idóneo para colocarlas es donde reciba más horas de sol y el tamaño mínimo según los expertos es de 4×8 metros de lámina de agua. Pide consejo a una empresa especializada sobre los materiales más adecuados, sistema de depuración, mantenimiento… asegúrate cuando pidas presupuestos que incluyan los gastos de excavación y movimiento de tierras, así como el tiempo que durará (aproximadamente 30 días para las piscinas prefabricadas y 45 para las de obra).
Hay tres tipos de piscinas básicamente:
- LAS DE OBRA: Realizadas en hormigón, a medida y sobre el terreno. Se les puede dar cualquier forma, y resulta la opción más costosa.
- LAS DE POLIESTER: Es la más económica, son fabricadas de una pieza con formas y medidas estándar y muy diversas.
- LAS DE ACERO: Su coste está entre las dos anteriores y están hechas de una estructura de metal que se revisten con una lona impermeable de PVC (liner), que evita las fugas de agua que puedan darse y las hay con varios acabados.
Las piscinas que están teniendo más aceptación son las desbordantes, en las que el agua del vaso está a la misma altura que el perímetro. Pero hay que diferenciar dos tipos, dentro de esta modalidad:
- CON DESBORDE PERIMETRAL: una rejilla recoge el agua y la reutiliza.
- Y LAS DE DESBORDE OBRA: Se basan en un corte lateral que produce el efecto de que el agua se desvanece, ideales para parcelas con desnivel y vistas panorámicas.
Otro modelo en auge, son los diseños con playa de acceso, donde el espacio es irregular y amplio, son ideales y más seguras para los niños.