Esta hermosa casa en los Paises Bajos tiene un estilo entre chic y bohemio. Me encantan los complementos decorativos de tipo étnico como sus alfombras orientales o los cojines en el sofá.
El edificio fue construido en 1913 para servir como taller para un pintor. Actualmente es una vivienda familiar, aunque mantiene su toque artístico porque el actual propietario también es pintor.
Lo que más me ha llamado la atención de esta casa desde un principio es su sencillez y naturalidad. Una sencillez remarcada por el blanco generalizado en paredes y techos, así como por el pavimento de madera oscura, que son la base perfecta para resaltar los colores de otros complementos como almohadas o alfombras.
La madera natural en mesas y muebles auxiliares potencian todavía más si cabe la sensación de autenticidad y naturalidad que desprende la vivienda. Yo la definiría como una de esas casas que no llama excesivamente la atención, pero que desprende una «sensación de hogar» muy envidiable.