Esta villa en Marbella fue diseñada por los propietarios, una pareja belga que se inspiró en la arquitectura de la Isla Mauricio en el Océano Índico para construir su paraíso privado.
Esta casa de madera, cálida en invierno y fresca en verano, desarrolla una distribución sencilla en dos plantas. La primera acoge el salón con chimenea, cocina abierta al comedor, un dormitorio con vestidor y un baño. En la planta superior, abuhardillada, más dormitorios y un baño.
Es un espacio abierto y comunicado con el exterior con distintos porches y terrazas para aprovechar el sol y sombra según las distintas horas del día. En el interior, jugaron con las distintas alturas y las vigas vistas.
El color blanco domina los espacios. Sólo las paredes del comedor se han pintado en color marrón oscuro para contrastar con el mobiliario en tonos claros y una decoración con toques de azul y alfombras de fibra natural.
Soñaban con tener una casa exótica y levantaron esta casa de madera, rodeada de palmeras, en pleno corazón de Marbella. Las paredes de los interiores son de pino nórdico rojo.
Jean-Luc y Claudine llegaron a España en 1988, expertos en arquitectura y construcción de madera no dudaron en utilizar este material para realizar su residencia de verano, un viaje a la isla Mauricio fue determinante a la hora de decidir la estructura y su apariencia final, que recuerda a las construcciones características de esa zona del Índico.
Una gran tarima de madera caribeña de ipé recorre el exterior donde se sitúan la piscina y los distintos ambientes.