La decoradora Ana T. Béjar ha diseñado esta preciosa residencia Villa Mandarina situada en Casares (Málaga). Decorada con un encanto especial a base de piezas recuperadas combinadas con elementos contemporáneos donde todo fluye con naturalidad.
La decoradora ha rehabilitado esta vivienda de los años 70 completamente dividida por tabiques donde la oscuridad reinaba en el interior, para convertirla en un remanso de luz y de paz que desprende naturalidad y sencillez.
El blanco es el color protagonista indiscutible que está presente en paredes, telas o muebles. Crea un ambiente luminoso, fresco y a la vez sereno, salpicado de pinceladas de otros colores y culturas.
La luz y el sol invaden la villa llenándola de energía, a través de los amplios ventanales y aportando una iluminación natural que recorre toda casa.
Los textiles son una nota clave, tejidos frescos, ligeros y vaporosos visten los espacios de forma delicada, los hacen acogedores y los llenan de sofisticación.
Los amplios espacios destacan por su sencillez tanto en el diseño como en los complementos. Se apuesta por los materiales nobles. Ligeros contrastes en negros y grises, a través del uso de detalles decorativos que ponen la nota de color de forma discreta, aportando calidez.
Los exteriores cuentan con vistas al mar, rodeados de naturaleza y vegetación. El ambiente perfecto para relajarse y desconectar.
Imágenes vía: +fotogénica