Concebida por el director creativo Marc Atlan junto con el estudio de arquitectura Oller y Pejic, The Black Desert House fue diseñada para capturar todas las facetas del entorno, experimentando los constantes cambios de color, luces y sombras.
La vivienda se encuentra situada en el Parque Nacional Joshua Tree, al este de Los Ángeles y a treinta minutos de Palm Springs. A una altura de 4000 metros, goza de unas vistas privilegiadas de 360 grados en uno de los paisajes más pintorescos del sur de California.
La construcción atrae por sus formas sencillas y rectas, creando un maravilloso contraste entre las formas de su entorno, transmitiendo armonía y tranquilidad al espacio.
Los arquitectos tomaron como referencia el Land Art, una corriente del arte contemporáneo que utiliza el marco y los materiales de la calle, «arte de la construcción del paisaje» o «arte terrestre». Las primeras obras se realizaron en los paisajes desérticos del oeste estadounidense a finales de los años sesenta. Teniendo en cuenta que el desierto tiene muchos problemas: como el sol, la propiedad está prácticamente en medio de la nada, en sus alrededores no hay objetos que den sombra, había que estudiar y analizar las características puntuales.
La residencia se articula en torno a un patio central exterior donde la cocina y el comedor se convierten en el punto focal del interior del proyecto, consta de tres amplios dormitorios que se abren a una piscina en la parte trasera de la propiedad. La utilización de voladizos ampara la residencia de los rayos solares.
En el interior, las diferencias de altura de los distintos espacios y zonas de baja altitud proporcionan cambios divergentes y constantes de la luz, el color y la sombra. Las paredes revestidas en cuarzo negro, el uso de antracita de alto brillo y el acero oscurecido crea un impresionante contraste con el color. El mobiliario es ecléctico contrarrestando con el estilo minimalista de la construcción. Los ventanales enmarcan el paisaje, integrándolo en el espacio.
Es una residencia que se alquila a empresas comerciales de producción y campañas publicitarias, sobre todo para la realización de películas y fotografías.
«La excepcional calidad del silencio y la belleza de los oscuros límites del cielo nocturno, da la sensación de estar más allá del tiempo», describen los arquitectos.
