El exótico dramatismo de la decoración árabe es extraordinario. Un escape a la industrializada decoración occidental tan confundida entre sus aspiraciones al lujo y la limitación de sus recursos a construcciones en serie, repetitivas, angulosas y mobiliario de materiales de laboratorio y sucedáneos del pasado.
Naturaleza, color, juegos constructivos, materiales nobles, ambientes acogedores, etc. todo ello es lo que nos atrae de la decoración que proyectan las publicaciones como muestras de un nuevo concepto de lujo.
Sin embargo ¿es realmente ‘árabe’ la decoración árabe? la cultura árabe contemporánea no ofrece –salvo excepciones- ninguno de esos principios estéticos. Incluso su aspiración es estúpidamente emular el estándar occidental añadiendo un plus de exageración, ostentación y mal gusto.
En realidad, esa muestra de un universo estético basado en la cultura árabe tradicional ha sido recreada por extranjeros occidentales (extranjeros refinados y pudientes, ávidos de horizontes nuevos que los liberen de los atavismos decorativos de occidente).
Incluso la recuperación de oficios y piezas tradicionales forma parte de esta corriente. Cabría hacerse muchas preguntas filosóficas, políticas, antropológicas, sociales, religiosas… aunque tendremos tiempo de plantearlas. La idea está lanzada: la decoración árabe es en realidad, decoración europea.
Valga subrayar que esto no condiciona en absoluto el disfrute y deleite de un modelo de decoración realmente fascinante y que está llamado a replantear el futuro del interiorismo en Occidente.