¡Me encantan los áticos! con sus techos altos e inclinados, sus rincones acogedores en las partes bajas de la cubierta, sus excelentes vistas y, sobre todo, sus terrazas privadas que nos sirven como desahogo. ¡Son un lujazo! La opción perfecta para quienes preferimos vivir en la ciudad sin renunciar a nuestro pequeño espacio verde.
Los áticos son espacios encantadores y en ellos puedes conseguir las decoraciones más diferentes y rompedoras. Su arquitectura es muy particular y te permiten un sinfín de soluciones como, por ejemplo, los tragaluces en el techo, un elemento que te permite aprovechar al máximo la luz natural, amplificando la sensación de espacio.
Este precioso ático ha sido decorado con gusto y naturalidad. El blanco inmaculado de las paredes y los techos constituye la base perfecta para las notas de color que le aportan los cuadros y los textiles; combinación que se refuerza con la calidez de la madera y la neutralidad de los grises y negros.
La terraza, aun siendo pequeña, tiene un encanto especial y la cocina, también de reducidas dimensiones, ha sido muy bien aprovechada. Me han gustado especialmente la original lámpara del comedor, el revestimiento del baño en negro y la chimenea como protagonista principal del salón.