Desde que era muy pequeña he sentido cierta debilidad por las camas con dosel y gran parte de este sentimiento se lo debo a la visita que realicé al palacio del Marqués de Dos Aguas en Valencia, donde pude descubrir y admirar un hermoso dormitorio en el que una cama con dosel ocupaba el centro de la estancia.
Tengo entendido que ese tipo de camas se diseñaron con fines prácticos intentando proteger a sus usuarios de los mosquitos, parásitos o insectos. Por ese motivo se les incorporó, colgadas de los cuatro pilares, uno en cada esquina, cortinas o visillos que, además, podían realizar la función de abrigo, pues conservaban a las mil maravillas una temperatura cálida en el lecho.
Por aquel entonces, poseer una cama con dosel era señal de pertenecer a un estrato rico o noble de la sociedad, pues junto con las enormes dimensiones que estas camas poseían, característica que las hacía inviables para las clases más modestas, también solían estar talladas en maderas nobles e, incluso adornadas con joyas y piedras preciosas. Los tejidos que utilizaban para su confección eran, a su vez, muy costosos: sedas, brocados, damascos o telas ricamente bordadas con hilos de oro y plata, materiales que solo unos pocos privilegiados podían adquirir.
Con la aparición de la calefacción, el dosel pasó a desempeñar un papel más decorativo que funcional, aunque en zonas de climas más cálidos, los doseles continúan siendo muy útiles contra los insectos.
En la actualidad, la cama con dosel moderna cumple más una función decorativa que aporta al aspecto tradicional y elegante al dormitorio. Asimismo, les otorgamos una característica romántica que no les resulta extraña; de ahí que en numerosos hoteles las incorporen en sus habitaciones intentando recrear un ambiente sofisticado, de buen gusto, muy acorde con estancias en las que los huéspedes van a disfrutar de su luna de miel o de una escapada romántica.
Es interesante saber que el dosel se puede adaptar casi a cualquier tipo de cama y el resultado obtenido dependerá en gran medida de los textiles que se utilicen para decorarlo. No hemos de olvidar que es preferible que el dormitorio donde vayamos a instalar este tipo de cama sea de techos altos, ya que estos ofrecen más posibilidades visuales y permiten la elección de telas más pesadas. No obstante, si este no es tu caso y, por el contrario, tu vivienda tiene techos bajos o convencionales, puedes optar por adaptar el dosel a la pared a modo de corona sobre el cabecero de la cama y, si pasado un tiempo, te cansas de él, puedes desmontarlo sin problemas. En este caso es aconsejable emplear tejidos más livianos como gasas, tules, muselinas que creen un aspecto visual más ligero, misterioso y romántico.
¿Me acompañas unos instantes a elegir cuál es tu cama con dosel favorita?