Teyoland ha abierto su primera tienda de gran envergadura en Valencia, con la iniciativa de ofrecer una solución integral en la oferta de productos para la decoración y mejoras del hogar o para proyectos profesionales, mostrando un objetivo claro: Captar el consumo familiar del hábitat al completo, adaptándose a todos los gustos, sectores sociales y estilos de vida, con diseños fabricados o creados principalmente en España.
Las primeras críticas no se han hecho esperar y en su mayoría no han sido precisamente halagüeñas, aún a pesar de que la compañía abrió sus puertas a un amplio grueso de público en la pre-inauguración y trató de informar con transparencia del proyecto a todos los medios, impresos o virtuales. El problema de entendimiento ha sido evidente, y es que quizá España no esté preparada para este concepto de tienda, si leemos las continuas comparaciones que se han hecho con grupos empresariales como Ikea, Conforama o Leroy Merlín. Algo que en mi humilde opinión carece de sentido:
El encargado del interiorismo y desarrollo de los ambientes ha sido Francesc Rifé (director creativo de Teyoland), definidos por un diseño corporativo en negro, blanco y naranja ya marca un punto de inflexión respecto a otros negocios del sector, donde uno acaba saturado por la mezcla de colores. A la tienda se le achaca el hecho de contar con espacios «desangelados» o de aspecto fabril y de ofrecer una iluminación demasiado tenue; elementos por los que una franquicia como H&M Home se ha convertido en una referencia a nivel internacional (y que casualmente continua sin considerar España como un nicho de mercado a tener en cuenta).
La mega-tienda está ubicada en el pabellón 7 de la Feria de Muestras de Valencia, que ha sido vilipendiada por haber alquilado dicho espacio, cuando debería ser digno de aplaudir que el grupo empresarial que gestiona los usos del edificio haya sabido darle un valor añadido fomentando su rendimiento diario. Nuestro país está plagado de recintos feriales vacíos, pero que cuentan con un equipamiento envidiable para funcionar como promotores de ideas similares, favoreciendo así el desarrollo de nuevo empleo y la revitalización económica de cada zona: Teyoland ha creado unos 300 puestos de trabajo y una de sus principales bazas es que cada sección se cubre con suficiente personal cualificado para que el servicio al cliente sea eficaz e inmediato.
En diversos aspectos la idiosincrasia de Teyoland resulta mucho más cercana a negocios como Vinçon o Pilma, que durante décadas han sabido mantener unas pautas coherentes en su variada oferta de producto junto a una estética a medio camino entre el clásico bazar y la galería de arte. Siempre he valorado este tipo de tiendas enfocadas a un cliente que sabe bien lo que quiere y donde uno puede llevarse desde un cuelga-trapos de plástico hasta una lámpara de edición limitada, pero sabiendo que en ambos casos existe el mismo respeto por el diseño, la distribución y la presentación de los artículos.
Si Teloyand termina siendo un rotundo fracaso probablemente no se deba sólo a fallos intrínsecos del proyecto, como el hecho de querer abarcar demasiado en poco tiempo, sino también a la confusión de contenidos por parte del público (diseño español no debe considerarse sinónimo de barato) y el fallido enfoque comparativo por parte de los medios de comunicación; si uno se detiene a leer el dossier de prensa se aprecia claramente que se trata de una alternativa fuera de lo común… desde cuando esa premisa se considera un defecto?