Hicieron falta 3 encuentros iniciales antes de que la interiorista Olsson Nylander se decidiera para hacer de esta casa típica de la costa sueca, su hogar.
Partiendo de un lienzo blanco en paredes, suelos y techos, las notas de color repartidas, que no son más que objetos y mobiliario, cuentan historias, experiencias y sentimientos hacia piezas originales, desgastadas trasladadas desde distintos remotos lugares.
La complejidad de unificar todas ellas en un mismo escenario hacen de esta interiorista y de su casa un lugar en el que tapices orientales, mobiliario europeo…elementos rústicos y en general piezas a temporales hablen y se entiendas todos en un mismo idioma, de ahí una genialidad “sin esfuerzo”
Diseño ecléctico, particular y personal, hacen que todos soñemos alguna vez con la casa de Marie Olsson Nylander.