Parece que sin prisa, pero también sin pausa nos vamos acercando a la estación del frío por esta parte del mundo. A veces me rebelo contra esta idea, sobre todo, cuando pienso en las capas de ropa que tengo que ponerme debido a las bajas temperaturas. Sin embargo, al recordar lo acogedora que resulta una casa con la calefacción conectada o la chimenea encendida, lo a gusto que se ve la televisión e, incluso, quedarse dormido en el sofá mientras tanto, o disfrutar de la lectura de un buen un libro con una manta echada sobre las piernas, es entonces cuando solemos hacer las paces con el frío y aceptamos de mejor grado que se quede entre nosotros unos meses más, pero solo eso, ¿eh?
Pues bien, esta reflexión me sirvió de inspiración cuando descubrí esta cabaña en Suecia que, a pesar de haber sido construida en 1919, todavía mantiene un excelente estado de conservación gracias a una importante remodelación que se le ha aplicado.
Frío, lo que se dice frío, sí hace fuera, en el exterior, pero dentro, nada de nada. El suelo de madera con el que está provista es un aislante térmico perfecto, sin olvidar tampoco que sus propietarios optaron por instalar calefacción radial, de manera, que pueden andar descalzos sin problemas por toda la vivienda. Llamó mi atención la decoración de la madera del suelo en el vestíbulo de la casa. Parecía un tablero de ajedrez, pero no de baldosas o mármol, sino las lamas de la madera pintadas en blanco y gris a cartabón.
La decoración propia de la estación influye mucho en aumentar la sensación de calidez. Ya sean las velas, las pieles, o las mantas y alfombras repartidas por toda la casa aportan ese toque acogedor que tanto nos atrae.
Por otra parte, el color blanco de las paredes y del mobiliario contribuye, en gran medida, a que la luminosidad de la vivienda sea mayor, pues hemos de tener en cuenta que en los países nórdicos las horas de luz natural son escasas durante el otoño y el invierno.
Y¿qué decir de la bañera? No me cuesta nada imaginar un baño relajante con sales, música de fondo y unas cuantas velas como elemento de iluminación ¡Perfecto! Podría pasar unas cuantas horas sin salir de esa habitación.
La cocina es un homenaje a la tradición. Incluso la cafetera de marca bien conocida combina con la decoración inmaculada de color blanco. La lámpara de tres focos propia de un salón de billar o las cajoneras decoradas con nombres como si se tratara de una farmacia o botica, nos trasladan a otro lugar en otra época diferente.
Son tantos los detalles que encierra esta vivienda que solo me he atrevido a resaltar los que más han llamado mi atención, aunque he de reconocer que no son los únicos. Para finalizar y como avanzadilla, recomiendo que tomemos alguna nota sobre elementos decorativos para esta Navidad: Reciclar botellas o tarros de cristal y reservarlos para poner velas junto con frutos propios de la temporada, por ejemplo; incluso el baño debe estar empapado de ese ambiente navideño,¿por qué no?